Durante toda la historia de nuestra vieja humanidad han existido ritos de paso que hacen referencia a ceremonias que honran y celebran los diferentes tránsitos importantes en la vida de un individuo. Marcan la transición de un momento a otro de forma contundente debido no solo a lo que implica a nivel personal sino colectivo ya que como seres relaciones nuestro entorno se adapta también a estos cambios. Hacer de esos tránsitos una fiesta, una celebración colectiva no solo es la oportunidad de compartir la alegría en colectivo sino dar reconocimiento a todas las nuevas relaciones, hábitos y formas que surgen o se modifican en cada etapa de la vida. De esta forma se mantiene viva la tradición y con ella se da un lugar a cada miembro de la comunidad, de ahí que en todas las tradiciones ancestrales sean los abuelos quienes supervisen esta transmisión de conocimiento, así como las mujeres transmiten a sus hijas ciertos conocimientos secretos, los hombres de la comunidad enseñan a ser hombres a los niños.
Para las culturas ancestrales estos rituales tienen un componente de misterio y secreto, pues nos permite entrar en el frágil limite entre dos mundos donde se celebran la muerte y el renacimiento. Es el misterio de la vida desde donde tomamos herramientas para ser más conscientes de los comportamientos y las creencias limitantes a las que debemos morir para renacer a algo más grande y luminoso en cada etapa.
Vivimos en una tribu humana desintegrada, hemos perdido el valor del espacio ritual y sagrado, así como hemos perdido la tradición de celebrar los cambios y con ellos hemos dejado de escuchar a los mayores y sentarnos alrededor del fuego a compartir.
Los rituales modernos de nuestros jóvenes se basan en la demostración de poder a través de la agresividad, las drogas, el alcohol o el sexo; los hombres han perdido las pruebas de valentía, fuerza y dinamismo; y las mujeres han olvidado los dones y regalos naturales de sus cuerpos. Nos hemos separado de nosotros mismos, de nuestra tribu y de la misma naturaleza.
Hacer esto de forma consciente a través de un ritual o ceremonia de paso es darnos la oportunidad de volver a conectar con nuestra esencia, es recordar la naturaleza cíclica de la vida y la fuerza del cambio que nos habita.
Te invito a honrar tu vida a través de esta hermosa oportunidad para reconocer el aprendizaje de cada etapa, agradecerlo y soltar lo que aún nos limita para poder avanzar. Estos son algunos de las ceremonias que he creado para mujeres, hombres y parejas que quieren resignificar su tránsito por esta tierra de forma consciente, alegre y sagrada.
Cada ceremonia estará hecha a tu medida según lo que necesites, cuentas con una sesión de preparación y una sesión de seguimiento, en ella puden participar mujeres, hombres y las personas que sientas que estén presente en cada momento a modo de ser testigos. Además, podrás elegir si quieres adquirir ciertas herramientas para cada etapa a través de un pequeño taller práctico o de sesiones privadas de psicoterapia integral para abordar más a fondo los retos de cada etapa.
Celebramos la menarquia o primer sangrado dándote herramientas de comprensión profunda de lo que significa ser mujer cíclica para aprovechar este don del cuerpo desde jóvenes. Así tener una mejor relación con nuestro cuerpo, nuestra sexualidad y la relación con lo femenino cambiante en un mundo lineal. Será el momento de volar del nido, sacar tu propia voz y así resignificar la relación con tu madre y el ser mujer.
Honramos la manifestación de la vida a través tuyo y para ello celebramos tu vida en primer lugar, resignificando todos los miedos o creencias limitantes encarnadas en tu linaje materno acerca de parir, cuidar, nutrir y ser madre. Será una hermosa oportunidad de invitar a todas las mujeres importantes de tu vida a cuidarte, darte fuerza en este momento y recordarte sobre todo que no estás sola.
Devolver a la tierra su mayor capacidad nutricia, es la forma de agradecer tu propia forma de sostener la vida y tu capacidad nutricia. Ser madre es también aprender a ser hija de la tierra, sembrar un árbol de vida es como sembrar el hermano o hermana natural de tu propio hijo quien la acompañara en sus propios tránsitos y sus propias ofrendas.
Los 7 Ritos Sagrados de la mujer menopáusica son 7 pasos donde la mujer emprende un viaje de retiro para sanarse y descubrir su propia verdad. En este viaje recuperará su alma perdida en los quehaceres cotidianos y externos de la vida. Será un viaje integrativo donde la mujer aprenderá a rehacer el rompecabezas de su propia vida, aceptando lo que es, disfrutando de lo que hay desde la fuerza de SER y NO HACER. Recuperará todo su potencial creativo y sexual que aprenderá a canalizar en la conquista de su libertad más grande, tenerse por fin así misma.
Todos tenemos alguna memoria abortiva en nuestro interior, una memoria bloqueada de no realización que hace que nuestra energía creativa se bloquee. La energía del aborto es la energía de la muerte, es energía estancada a la que consciente o inconscientemente nos aferramos por miedo, culpa o comodidad. Despertar estas memorias para desbloquearlas y sanarlas dará liberación al campo energético de la mujer/hombre liberando cualquier memoria de dolor que exista para liberar también al ser o situación que ya no está y así ayudarlo a transitar hacia un lugar de reconocimiento y amor en el sistema familiar.
Consagrar el amor es un acto de devoción consigo mismo y con el/la otro/a para atraer lo que cada uno quiera reconocer, expandir o transformar de la relación en pareja. Más allá de cualquier creencia espiritual e independientemente de cualquier vínculo anterior o posterior, este será un acto de devoción a través del despertar sensorial y los 5 elementos, un viaje de reconocimiento del territorio propio y ajeno que nos invita a celebrar, agradecer y compartir la vida del otro en total presencia, escucha, amor y contención.
Más allá del tiempo de cada unión, este acto de renovar el amor y el compromiso que tenemos con el otro es un acto que nos invita a hacer un alto en el camino para celebrar lo andado y disfrutar de los sueños que quedan por cumplir.